miércoles, 27 de junio de 2012

Dios te lleva al desierto para hablar a tu corazón



Oseas  2:14 “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón”.

En algún momento de nuestra vida hemos experimentado esos momentos en donde por alguna razón nos sentimos abandonados, en donde después de mucho tiempo nos encontramos en un desierto silencioso y hasta cierto punto desesperante.
Y es que el silencio que muchas veces Dios permite en nuestras vidas es por alguna razón en específica. Muchos de nosotros quisiéramos escuchar que es lo que Dios tiene que decirnos en esos momentos, pero hablamos tanto que se nos es difícil escucharlo.

Nos quejamos de nuestro estado, le reclamamos porque siendo nosotros sus servidores o sus hijos, estamos pasando por momentos como esos y todo ello nos lleva a que difícilmente escuchemos lo que Dios tiene que decirnos.
Dios quiere hablarte, El anhela que lo escuches, pero en muchas ocasiones estas más ocupado quejándote o afanado por las situaciones que a diario te toca vivir que te olvidas de callar delante de Dios.

Los desiertos son silenciosos, son esas clases de episodios que quisiéramos obviar, de esos momentos que no quisiéramos que existieran, porque simplemente nos desesperamos al no ver ni oír nada, y por más que caminamos, seguimos sin percibir vida alguna, ni sonido alguno.
Sin duda Dios permite que lleguemos a los desiertos de la vida, porque quiere hablar a nuestro corazón y es que a veces no hay forma que lo escuchemos si no es por medio de esos desiertos.

Dios sabe lo que hace, el tiene el control de todo y si en este momento estas pasando por uno de esos desiertos silenciosos es porque Dios quería llevarte allí para hablar a tu corazón.
Hoy te invito a que durante este día dispongas un tiempo a solas con Dios, que vayas a ese lugar en donde nadie te moleste o en donde no hallan distracciones y delante de la presencia del Señor puedas callar por un momento, para escuchar y entender lo que Dios quiere hablar a tu corazón.

Padre celestial, he aquí estoy delante ti, háblame e instrúyeme, necesito oír tu voz.
Guíame en el nombre de Jesús. Amen   

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