lunes, 9 de julio de 2012

Háblale a tu montaña





Marcos 11:23 ¨Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá.¨ (RVC)

Todos los seres humanos pasamos por diferentes retos durante el peregrinar de nuestras vidas en esta tierra.
Esos retos muchas veces pueden ser pequeños como una piedrecita y otros se tornan tan grandes como una montaña.

El consejo divino nos enseña que cada creyente debe de vivir una vida de fe, la cual le ayudará  a tener en éxito en todo lo que enfrente, porque nuestra fe debe ser práctica.
Pero es importante seguir algunos principios bíblicos para que nuestra fe tenga los resultados que esperamos.

En el verso  arriba mencionado Jesús enseña lo siguiente:
Que la fe debe ser expresada, declarada, decretada sobre aquello que queremos.
Porque nuestras palabras son como semillas, al hablarlas en voz alta son plantadas en nuestras mentes, cobran vida propia, crecen y producen la misma clase de fruto.
Mientras estamos plantando estas palabras como semillas de fe, debemos de ser cuidadoso de no pronunciar palabras negativas o de duda porque pueden neutralizar el efecto esperado.


Cuando le habla a tu montaña debes entender que la palabra de fe que está saliendo de tu boca tiene autoridad sobre la montaña, es mucho más grande su poder que la montaña que tienes en frente.


No habla tanto de la montaña, sino del aquel que la removerá (Dios).

No permita que la duda, encuentre habitación en su corazón, ya que la duda es el enemigo principal de la fe.



Quizás hoy tienes frente a ti la montaña de la deuda, la montaña del divorcio, la montaña de un diagnóstico medico de una enfermedad, la montaña de enfrentar la justicia por una demanda, la montaña de una crisis familiar, la montaña de problemas ministeriales, la montaña de un futuro incierto en varias facetas de la vida.

Hoy  Dios te dice que El es mayor que todas las montañas que puedas tener de frente y que te revista de fe y le hable a tu montaña con fe y autoridad en el poderoso nombre de Cristo y veras que ella no tendrá otra cosa que hacer sino obedecer a la palabra de fe  empoderada por Dios al salir de tu boca.


Padre celestial, en este día me revisto de fe y confianza en ti y le declaro a esa montaña que esta de frente a mí que sea removida en este momento en el poderoso nombre de Jesús .Amen






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