lunes, 20 de agosto de 2012

Procure hablar el mismo lenguaje de Dios y veras grandes bendiciones en su vida.




Juan 14:10 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.”

Jesús hablaba lo que el Padre hablaba.  Es bueno que usted repita ese modelo y que afirme la voluntad del Padre en su vida. 

Crea que verá cosas maravillosas. Así como David cortó con cualquier influencia de opiniones negativas que venían acerca de él y se levantó hacia el llamado de Dios, hacia su destino divino,  ¡usted también puede hacerlo!  David confió en Dios,  Dios hizo su parte y David hizo la de Él.  Usted haga su parte, Dios hará la de Él.  Por grande que sea el problema no tenga temor.  Hay una fe poderosa que ha nacido dentro de su vida y hay que acompañarla con pensamientos, acciones, palabras y confesiones. 

Usted es una persona elegida por Dios para vivir una vida bendecida.  Dios está de su lado para que en lo que está atravesando hoy vea con los ojos de la fe una solución positiva para su vida.  Dios estuvo con David, y él tuvo una victoria trascendente, poderosa e influyente frente a los enemigos para el reino de Dios. Lo que usted va desarrollando establece testimonio a favor del reino de Dios y los enemigos lo van a respetar y van a retroceder. Cada paso que da hacia su destino espiritual, va a encontrar obstáculos, pero Dios lo va a llevar hacia la victoria.




Recuerde que usted y el Padre tienen que hablar el mismo idioma ¿Se imagina a su padre terrenal hablando en un idioma y usted en otro? No podrían entenderse. Lo mismo pasa con su padre espiritual.

Para que usted pueda entender lo que el Padre quiere transmitirle tiene que hablar su mismo idioma. ¿Cómo aprende ese idioma? Pasando tiempo con él, hablando con él. Para eso dejó su Palabra, la Biblia.

Cuando la leemos podemos conocer al Padre, porque lo está reflejando. Conocemos su carácter, su forma de actuar. Por eso es muy importante que pase tiempo con la Palabra de Dios. Léala, escúchela, medite en ella.

 Padre, hoy me conecto contigo. Quiero conocerte y hablar tu mismo idioma. Te buscaré cada día y meditaré en tu Palabra. Viviré para agradarte. Lo haré, en el nombre de Jesús, amén.


www.elrehmadehoy.blogspot.com

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