viernes, 23 de noviembre de 2012

La Sangre de Cristo y el testimonio del creyente dos armas poderosa para vencer al enemigo.



Apocalipsis 12:11" Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. "

 

Predicar es presentar directamente las verdades de la Palabra de Dios, mientras que testificar quiere decir "ser testigo". Testificar es hablar de experiencias personales relacionadas con la Palabra de Dios, que confirman su veracidad.

El testimonio es una parte fundamental de la estrategia de Jesús para alcanzar a todo el mundo con el evangelio. Él reveló esta estrategia, estando en el monte de los Olivos con sus discípulos, momentos antes de dejarlos. En Hechos 1:8, vemos cuáles fueron las últimas palabras que pronunció Jesús, estando en la tierra:…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Para ser testigos eficaces de Jesús, necesitamos poder sobrenatural. Nuestro testimonio es algo sobrenatural. Necesita ser apoyado y fortalecido por un poder sobrenatural, por el poder del Espíritu Santo.

Dios nos ha dado entre otras armas espiritual, dos muy importante que son la Sangre de Cristo y el testimonio de la Palabra, Están a nuestra disposición  solo debemos de usarlas.

Vencemos al  enemigo cuando damos testimonio de lo que la Palabra de Dios dice que la sangre de Jesús hace por nosotros.

La sangre derramada en la cruz del Calvario provee al creyente esta cinco cosas: Redención, Perdón, Purificación Espiritual   , Justificación  y Santificación .

Lo que Dios ha provisto sólo puede obrar plenamente en nuestra vida cuando testificamos personalmente de ello. Debemos tener el denuedo de expresar verbalmente nuestras convicciones. Debemos poner en acción el testificar lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas ya que no solo exaltara al Padre Celestial, sino que poder se desatará a favor de otros.

Padre celestial, gracias por estas armas poderosas que nos ha dado para continuar siendo más que vencedores por medio  Jesús .Amen

 

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