Marcos 11:23 ¨Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este
monte: “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, su orden se cumplirá, siempre y
cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá.¨ (RVC)
Todos
los seres humanos pasamos por diferentes retos durante el peregrinar de
nuestras vidas en esta tierra.
Esos
retos muchas veces pueden ser pequeños como una piedrecita y otros se tornan
tan grandes como una montaña.
El
consejo divino nos enseña que cada creyente debe de vivir una vida de fe, la
cual le ayudará a tener en éxito en todo
lo que enfrente, porque nuestra fe debe ser práctica.
Pero
es importante seguir algunos principios bíblicos para que nuestra fe tenga los
resultados que esperamos.
En
el verso arriba mencionado Jesús enseña lo siguiente:
Que la fe
debe ser expresada, declarada, decretada sobre aquello que queremos.
Porque nuestras palabras son como semillas, al
hablarlas en voz alta son plantadas en nuestras mentes, cobran vida propia,
crecen y producen la misma clase de fruto.
Mientras estamos plantando estas palabras como
semillas de fe, debemos de ser cuidadoso de no pronunciar palabras negativas o
de duda porque pueden neutralizar el efecto esperado.
Cuando le
habla a tu montaña debes entender que la palabra de fe que está saliendo de tu
boca tiene autoridad sobre la montaña, es mucho más grande su poder que la
montaña que tienes en frente.
No habla
tanto de la montaña, sino del aquel que la removerá (Dios).
No permita
que la duda, encuentre habitación en su corazón, ya que la duda es el enemigo
principal de la fe.
Quizás hoy
tienes frente a ti la montaña de la deuda, la montaña del divorcio, la montaña
de un diagnóstico medico de una enfermedad, la montaña de enfrentar la justicia
por una demanda, la montaña de una crisis familiar, la montaña de problemas
ministeriales, la montaña de un futuro incierto en varias facetas de la vida.
Hoy Dios te dice que El es mayor que todas las
montañas que puedas tener de frente y que te revista de fe y le hable a tu
montaña con fe y autoridad en el poderoso nombre de Cristo y veras que ella no
tendrá otra cosa que hacer sino obedecer a la palabra de fe empoderada por Dios al salir de tu boca.
Padre celestial,
en este día me revisto de fe y confianza en ti y le declaro a esa montaña que
esta de frente a mí que sea removida en este momento en el poderoso nombre de
Jesús .Amen
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