2 Corintios 10:3-5 “Pues aunque
andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo.”
¿Sabe lo que es una fortaleza? Fortalezas son estructuras
pensantes que tenemos dentro de la mente que son tan fuertes que se convierte
en una creencia. Pueden ser fortalezas de duda, de miedos, de incredulidad.
Dice la Biblia que las armas que Dios le ha dado son
poderosas para la destrucción de fortalezas. Su manera de pensar es su manera
de creer. Si tiene fortalezas de duda, por ejemplo, estará limitando las
bendiciones de Dios para su vida. ¿Por qué? Porque no le está creyendo.
Cada uno de nosotros nacimos para cumplir un propósito de
Dios en la tierra. Si no lo cumplimos, no es Dios quien tiene la
responsabilidad. Ahora la responsabilidad es nuestra. ¿De qué manera? Las
fortalezas que permitimos en la mente acomodan nuestra vida a un estilo que no
tiene que ver con la voluntad y al propósito de Dios. De esta manera nos
vamos alejando de nuestro propósito, pero somos nosotros los responsables, no
Dios. Ahora reflexione en esto ¿Porque se va a resignar a ser mediocre? Eso no
es la vida que Dios preparó para usted.
La vida de Dios es la vida plena, la vida abundante, una vida
poderosa. Dios lo está perfeccionando y lo está conformando a la imagen
del hijo de Dios. Y usted lo va a lograr, va a reflejar a Cristo a través
de su vida. Porque todo lo que se levanta contra el conocimiento de Dios puede
ser derribado. Tome la Palabra de Dios y aplíquela a su vida. Tome
todo pensamiento contrario a la Palabra y llévelo cautivo al pensamiento de
Cristo. Recuerde que lo que pensamos es lo que vamos a vivir.
Como dice el sabio: Tal cual es su pensamiento así es
él. Si usted piensa lo correcto, los pensamientos de Cristo, los
mejores pensamientos vienen por la Palabra de Dios. Tiene que aprovechar
la Palabra para derribar y destruir esas fortalezas. Usted es lo que Dios
ha planeado en Cristo: es un vencedor, un victorioso, un bendecido, usted es
próspero en el Señor. Comience a derribar hoy toda fortaleza. Usted saldrá
victorioso.
Padre,
gracias por enseñarme hoy a derribar toda fortaleza que haya levantado en mi
mente. Las quito de mi vida con tu palabra y declaro que mi vida será
diferente. Iré de gloria en gloria. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario