Proverbios 13:16 ¨El prudente actúa con cordura,
pero el necio se jacta de su necedad.¨
La prudencia es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta.
La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.
La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.
La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior.
El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo nos cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.
El ser prudente no significa tener la
certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente muchas veces
ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones
aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.
La prudencia nos hace tener un trato
justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia,
segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando
confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que
los conduce por un camino seguro.
Padre celestial,
ayúdanos a cultivar diariamente esta gran virtud que nos ayuda a ser mejor
seres humanos y tener éxito en la vida, te lo pedimos en el nombre de Jesús
.Amen
No hay comentarios:
Publicar un comentario