Salmo
118:5“Desde la angustia invoqué a Jehová,
Y me respondió Jehová, poniéndome en lugar espacioso.”
Y me respondió Jehová, poniéndome en lugar espacioso.”
Renovar la mente, cambiar los
hábitos, hacer la voluntad del Padre. Esos son algunos de los cambios que usted
tiene que ir haciendo para alcanzar la excelencia. Porque si queremos ir hacia
la excelencia tenemos que tomar la decisión de cambiar esas cosas que sólo
nosotros tenemos. El versículo de los Salmos dice que en medio de la angustia,
de los problemas, el salmista invocó a Jehová. Y la respuesta que Dios le dio
fue ponerlo en lugar espacioso, en libertad. Lo hizo libre. Y la decisión de
ser libres requiere de tres cosas:
1-
Determinación: es la acción y efecto de tomar una resolución, fijar los términos de algo,
señalar algo para algún efecto.
2-
Diligencia: es la virtud cardinal con la que se combate la pereza.
3-
Disciplina: es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir
un bien.
Tenemos que cerrarle todo acceso al
enemigo para que el sueño de Dios se pueda hacer realidad en nuestra vida.
Debemos despojarnos de todo peso, de
todo pecado, de lo que es improductivo en nuestra vida. Y tenemos todas las
herramientas para realizar los cambios necesarios. Tenemos las armas para
derribar toda fortaleza negativa.
La Palabra le trae luz, renueva su
mente, derriba toda fortaleza y construye una nueva manera de pensar, la de
Dios.
Entonces usted se tiene que
determinar a crearse el hábito de leer la Palabra, de escudriñarla, de
guardarla en su corazón para luego ponerla por obra. Y ser diligente en esto.
Porque esto tiene una promesa: “…porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.
Es una consecuencia, su camino
prosperará y todo le saldrá bien. Declárelo ahora: voy a meditar en la Palabra
de día y de noche, voy a guardarla y hacer todo cuanto ella me enseña.
¡Entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien! Fíjese que no dice
“algo”, “alguna cosa” dice TODO.
¿Qué es lo que le va a salir bien?
Diga fuerte: TODO.
Y eso es caminar en la voluntad de Dios, hacer lo que a Él le agrada. Eso es
alcanzar la excelencia. Que todo nos vaya bien. Pero tenemos que mantener esa
disciplina. Lo animo a que empiece hoy mismo a ponerlo en práctica. Verá
resultados poderosos. Se lo aseguro.
Padre celestial, hoy comienzo a caminar hacia la excelencia. Sé que tu
Palabra tiene poder y quiero ponerla por obra. Me determino, seré diligente y
disciplinado. En el nombre de Jesús. Amén.
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