Josué
1:7-9¨ Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las
instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la
izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. 8 Estudia constantemente este libro de
instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo
que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que
hagas. 9 Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No
tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que
vayas”». (NTV)
La valentía viene de confiar en Dios. No puede
ser obtenida mentalmente. Viene de creer lo que Dios dice sin hacer caso de
cómo se vean las circunstancias. La valentía viene de la fe.
Entonces,
¿De dónde viene el desánimo? Del temor y la incredulidad. Así como la fe y la
valentía vienen de oír la palabra de Dios y meditar en ella. El temor y la
incredulidad vienen cuando uno escucha las mentiras del diablo.
Como
pueblo de Dios, usted y yo debemos sacudirnos del desánimo, y levantarnos con
valentía. Debemos dejar de mirar nuestras capacidades, fracasos y limitaciones,
y comenzar a mirar a Dios. Su palabra es viva y eficaz, y cuando meditamos en
ella y la declaramos, algo poderoso sucede en nuestras vidas. El miedo se
disipa y un ánimo renovado toma lugar. Son las fuerzas que vienen del Espíritu
Santo y confiados podemos declarar.
“Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”
Debemos
levantarnos en el nombre de Jesús y en el poder de su Espíritu, y establecer el
reino de los cielos sobre la tierra. ¡Para eso hemos nacido!
Si usted ha estado
desalentado recientemente, ya es hora de que deje de escuchar las mentiras del
enemigo. Deje de recibir malos informes. Cuando alguien le diga que Dios no va
a liberarle, sólo dígale: “Dios ya me ha liberado en el nombre de Jesús”. Una
vez más, comience a aprender quien es usted y lo que le ha sido dado por el
poder de Dios. Dejará de permitirle al enemigo que lo atropelle.
Dios no sugirió que usted
fuera fuerte y valiente. ¡Esa es su orden! ¡Usted debe estar confiado como un
león! ¡Dios no miente, Él estará con usted!
Padre celestial, quiero confiar en ti. Rechazo el miedo y
permanezco confiado. En el nombre de Jesús, Amén